Hablemos de gustos, disgustos y otras menudencias que pueden afectar a tu web.
Como suele decirse para gustos, colores.
Ya se sabe que esto es cierto.
Ese sabor que a unos endulza, a otros les amarga, ese juego que a unos entretiene, a otros aburre soberanamente, ese…
Si preguntas por la estética de una web lo que a uno le gusta puede no atraer a otro.
Vale.
Si hablamos de funcionalidades puede haber también utilidades que a uno le parezcan muy necesarias y que sin embargo a otros nos dejen fríos o incluso nos molesten.
Por ejemplo, hace tiempo había comprado en un herbolario online un producto y ahora justo se me estaba acabando.
Y ¡oohhhh! Esa mañana me llega un mail ofreciéndome de nuevo su compra.
Un mail gracioso además, con un copy currado.
Pues mira, es un producto que consumo normalmente, así que llegó el mail y lo compré.
¿Soy facilona?
No, ellos me lo pusieron fácil.
Igual esta utilidad a otros les puede parecer “agobiante o controladora”.
A mí me parece genial.
Sin embargo me parece una tontería cuando me dan tres opciones de compañías de envío distintas.
Unos pueden preferir las compras rápidas sin registro, otros que les faciliten repetir sus últimas compras a través de su área privada aunque para eso hayan tenido que tomarse la molestia de rellenar un formulario previamente, habrá quien prefiera pagar un poco más por el envío y recibirlo rápidamente y agradecerá esta opción…
Lo que está claro es que en una web todos valoramos ciertas cosas:
- Intuitiva
- Cargue rápido
- Se encuentre lo que se busca fácilmente
- El proceso de contratación sea sencillo
Aquí no hay duda.
O conoces a alguien que diga: ¡Deja deja que ya hago yo el café que voy a repetir en esa página en la que te da tiempo a prepararte algo en lo que cargan sus productos!
O , voy a pasar la tarde en esta web a ver si encuentro el teléfono para llamar que la última vez estuve 20 minutos y lo pase genial.
Pues no.
Normalmente a una web que te haga perder el tiempo no vuelves.
Así que, más allá de gustos o preferencias, de lo que ofrezcas o cuentas en tu web, debes asegurarte de que tu página sea rápida, intuitiva, sencilla.
Además tienes que aprovecharte de las ventajas que ofrece internet.
En la red, puedes ser quien quieras ser.
Que no es que diga yo que hay que engañar a los clientes, Dios me libre.
Pero que esto es como en una primera cita.
No tengo que contarlo todo.
Cuento y enseño lo que sé que me va a ayudar a seducir, a enganchar al cliente.
No voy a dejarle ver en la primera cita que esos pechos exuberantes que se intuyen con el generoso escote son fruto del wonderbra…
Yo simplemente me inclino un poquito para que se vea el canalillo…
Pues en una web igual.
Con una página profesional, un buen diseño y unos textos persuasivos ¿quién sabe y a quien le importa quien hay detrás?
Lógicamente una vez que alguien “entra” a través de tu web, tendrás que engancharle con tu servicio, tus procesos, tu postventa.
El humo no vende. Hay que ofrecer resultados. Eso por supuesto.
Pero una web es el espacio perfecto para desplegar todos tus encantos y luego demostrar con resultados que “seas como seas” ofreces un servicio que merece la pena repetir.
¿Eres un sitio pequeño? ¿eso importa? Y ¿quien lo va a saber por internet?
Así que no seas tímido, piensa en las virtudes de tu asesoria y lánzate a seducir a tus clientes.
Imagino que, como quien entra a hacer una consulta online, tú tampoco tienes tiempo que perder ahora, así que si quieres una solución rápida confia en A2colores, agencia de diseños web.
Ps: arriba el link con el que ahorraras tiempo y disgustos y abajo la cara de aburrimiento que tenemos cualquiera cuando una web se eterniza en cargar.
